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Desde el ombligo de mundo como decían los incas, desde el Cuzco, valle sagrado de Perú, para el mundo…

 El mes de agosto es un mes que está consagrado a la Tierra, la Pachamama en todos los Andes y en las culturas indígenas donde se reencuentran con aquella Creadora, la que da vida, que da alimento. La que sostiene todo este hogar qué es ese espacio donde habitan minerales, vegetales, animales y toda la familia humana. Quizás en esta época es una muy buena excusa dar de comer a la Tierra, por las cosechas y por todos aquellos alimentos que nos da en el transcurso del año. Es bueno darle semillas, darle golosinas, darle de beber un buen vino o chicha, su cerveza. Y ofrendarlo dentro de la Tierra.

Hacer una hendidura en la Tierra y dentro colocar todos esos alimentos para que la Tierra también coma y para que, en forma de oración, reciba todas esas buenas intenciones que son de gratitud. Una energía que en este mes de agosto debería mover a toda la humanidad. El dar gracias a la Tierra por sostenernos y dar gracias a la Tierra por alimentarnos y poder darle gracias por respirar este viento de vida y por poder compartir esta experiencia humana entre todos los seres que habitan en la creación, en esta Creación.

La Madre Tierra está feliz, ríe, sonríe. Vela por todos los seres que están en su hogar.

Y en este mes de agosto muchísimo más porque en estos días se unen todas las oraciones, las intenciones, las energías, los buenos propósitos de tantas y tantas personas que están en latinoamérica. Y desde el corazón del mundo que es América del sur se emanan, se distribuyen y se comparten por todo el planeta, por todo este hogar. Por eso es muy bueno que todos estemos unidos en ese el latido del corazón. Que todos toquemos nuestro tambor para alinearnos y conectarnos con nuestro propio latido del corazón y el latido de la Tierra.

Que todos estemos unidos con nuestras sonajas y maracas, haciendo el sonido de la Tierra, de las semillas. Para que nuestros cantos lleguen a todos los confines del mundo. Y acercarnos a nuestra montaña de nacimiento, a nuestro Apo. Pedir permiso a los ángeles y los guardianes que habitan en ella y dar gracias porque sostiene, porque es una antena, porque emana  sus energías, sus vibraciones, sus sonidos a toda ese universo creando ese clima de concordia y de círculo. El gran círculo de la creación, el círculo de la Pachamama.

Ana Hatun Sonqo

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