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La generación de los “sin base”

Hay un fenómeno del que no se habla abiertamente, pero que afecta a una gran mayoría de personas. Aunque no es el desafió más importante de este año 2015, si es una consecuencia de todo lo que hay que liberar ancestralmente, ya que tiene que ver con el orden generacional y la nueva concepción de la familia.

Admitir lo que planteamos en este artículo es delicado ya que puede herir sensibilidades. Esa no es la intención. Solo pretendemos, abrir nuevos horizontes para diluir un gran dolor que reside en el alma de muchos padres y madres. Ambos viven la experiencia de progenitores por separado. En su día, fueron una pareja, concibieron un bebé deseado o no y posteriormente, los caminos se bifurcaron.

Ahí se creo toda una generación de niños “sin base”. Esta realidad afecta a toda la estructura familiar, abuelos, padres e hijos. Desde el punto de vista social, conocemos numerosos estudios y compendios que narran con detalle esta nueva forma de vivir las líneas parentales.

Nosotros queremos dar un enfoque chamánico. Como relatábamos en nuestro anterior artículo; “la trampa de la familia” estamos en una época  en la cual se han de  liberar las cadenas consanguíneas, despojarse de lo ancestral limitatorio para dejar aflorar la auténtica naturaleza libre.

Honrar a los que nos dieron la vida, por supuesto, pero sin la anulación de nuestro ser.  Ahora debemos re conocernos como auténticos, genuinos y mostrarlo al mundo.

Padres de los padres; salvadores de las generaciones.

Venimos de muchos milenios limitatorios. En el inconsciente colectivo “creamos” pautas que nos frenaron, dejando que nuestros padres fueran salvadores de nuestras vidas.

Abuelos que han sucumbido en roles que no les pertenecían para cuidar a esos bebes emergentes, fruto del caos, de la encubierta marginación, de la “no base”. Padres y madres con varios frentes abiertos; la carrera profesional, la economía, la construcción de una nueva pareja, la superación de los fracasos emocionales, etc. Es grande la carga personal.

A todo ello se podría añadir los desencuentros entre hombre y mujer, ambos en plena lucha por demostrar al hijo en común quien es el “bueno” de la película, por ganar una guerra de poder donde los perdedores son siempre los artistas principales.

Esos padres son la memoria de lazos ancestrales que no les han permitido desarrollarse como individuos y mucho menos como progenitores. Resquicios de una sombra proyectada por sus antecesores, ignorantes de su propia actuación, dormidos en la inopia de sus propios egos, pero despegadores de una intención de reconocimiento que nada tiene que ver con la auténtica esencia del ser. 

Es que... “hay que seguir con lo que siempre se hizo”, “hay que obedecer a lo que dice papá y  mamá”,  “y su  nieto, mi hijo, debe hacer lo que dicen, ellos saben más que yo...” .

Todo ello forja padres cobardes, indefensos, eternos adolescentes de una generación destinada a romper estructuras que apestan.

Hay que ordenar el desatino.

Los padres de los padres, deben colocarse en su lugar; descansar, adentrase en la sabiduría de toda una vida, ser emisarios de la memoria de la humanidad.  Los padres de los hijos deben sacar los pesos del pasado generacional y proceder con valentía accionando el momento presente sea el que sea.

A veces, debemos poner una tupida cortina a lo que paso, dejar de mover aquello que jamás cambiara. Eso si, procediendo de una manera totalmente antagónica. Los hijos de los hijos deben reconocer que hubo una comodidad, irresponsabilidad, dejadez...

Es fácil culpar a los demás, pero que difícil es verlo en uno mismo. Eso es sacar los lazos. Todo orden empieza en el desatino. Los “sin base” poseen unas características muy determinadas.

Son jóvenes adolescentes que prolongan esta etapa durante muchos años. Tranquilamente podemos encontrar a hombres o mujeres de 25 años con una mentalidad de 15. Además su actuación es la de un niño, no tienen ningún control sobre sus emociones.

Han fracasado en la escuela, no consiguieron adaptarse al sistema de domesticación humano ya que el exceso de protección por parte de los abuelos y el desarraigo de los padres hacen que estén muy cómodos y no tengan necesidad de realizarse.

No son “ninis”, ni estudio, ni trabajo. Son “nininis”, ni estudio, ni trabajo, ni hago nada por que no me da la gana. Su fuerza es el reproche y culpabiliza a su entrono de su situación, excusa perfecta para no hacer nada.

Son maestros del chantaje profesional. Cuando empiezan a “despertar” lo hacen muy lentamente, con pequeñas actividades hasta que llegan a introducirse en la sociedad a edades muy tardías.

Curiosamente, los “sin base” tienen muy buena estrella y no deben hacer grandes esfuerzos para  conseguir lo que quieren... les llega todo lo que necesitan de forma fácil y cómoda. 

Muy amigables y populares entre sus compañeros, son muy fieles a sus aficiones y al mundo que “sueñan”. Los “sin base” activadores de la nueva humanidad. Estos seres vienen a activarnos y hacernos crecer a pasos agigantados.

Son como Atila, el rey de los hunos, “por donde pisa mi caballo, no crece la hierva”... tener como hijo o nieto a este personaje es hacer cambios radicales a todos los niveles.

Lo más difícil es llevar la situación entre los protagonistas, es decir, los padres de los padres, los hijos de los padres y los “sin base”. Esta trinidad es una combinación explosiva y  puede provocar situaciones muy dramáticas, peligrosas y caóticas. 

La conducta de estos jóvenes activadores es muy primaria generando violencia y agresividad. Todo este galimatías tiene como misión hacernos morir simbólicamente para liberarnos de nuestras ataduras y sobre todo agotar aquellas emociones primigenias de cada individuo y de nuestras memorias consanguíneas.

El lector se preguntará; ¿Que debo hacer ante esto?. A lo que respondemos; nada. Aquí hay que trabajar la paciencia, desapego y presencia. Estos tres pilares son la base de la liberación. Paciencia para no mostrarme reactivo ante la situación.

Desapego para no identificarme con ese ser que es mi hijo/nieto y los integrantes de la trama.  Presencia para no caer en la culpabilidad y así tener la certeza de que se han producido unas circunstancias que tiene una repercusión mucho más importante sobre la humanidad y el planeta; toda una generación de “sin base” que vienen con una misión muy definida, agotar lo caduco que hay en todos y liberarlo.

A todo ello nos atrevemos a añadir un punto muy importante. Compasión hacia todos los “artistas” de esta película y sobre todo hacia uno mismo. Aquí hay que ser muy firme pero muy amoroso en todas las acciones y pensamientos. La congruencia con lo que exteriorizo, pienso y siento es fundamental para diluir este estercolero. Transformarlo en algo sólido, fuerte y pleno de Luz.

Ana Hatun Sonqo