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"Había una vez una niñita muy bonita, hermosa, era muy feliz  y disfrutaba de la vida,  jugando, contemplando el mar, los pájaros y toda la creación. 

La niña como todos los niños era un ser inocente y puro. Un día papá la riñó, se puso muy triste, dolida, se oscureció. En ese momento vio que a lo lejos había un castillo y la niñita agarró esa parte que estaba triste y se desdobló para ir directa al castillo.

Entro sigilosamente en el castillo, vio lo amplio que era, grandes ventanas con muchísima luz, enormes pasillos, almenas muy altas… Era un espacio que estaba solo y donde podía jugar porque había incluso una habitación llena de juguetes donde había muñecas, peluches y todo tipo de entretenimientos para poderla distraer.

Olvido que era su tristeza.

La niña estaba feliz y contenta en ese gran Castillo, completamente sola pero muy dichosa.  El tiempo transcurrió, pasó un día, cuatro días, una semana,  un mes y pasaron los años y la niñita seguía en ese castillo de paredes muy grandes totalmente sola jugando y divirtiéndose con ella misma.

Un buen día, al amanecer, la niñita despertó y se dijo: “oh, qué hago en este lugar tan sola”. Se encaramó a una de las almenas y miró por la ventana. 

Diviso a lo lejos a una doble de ella que estaba con su papá y mamá, jugando con otros niños, rodeada de personas que la amaban.

Entonces la niñita que estaba dentro del Castillo sintió una añoranza muy grande, una nostalgia muy profunda y desde la ventana empezó a llamar a la niña que había afuera:

-Eh niñita, ven, ven aquí”. La otra niñita, la que estaba en el exterior, su doble, se acercó. La pequeña del castillo le dijo:

-Escucha qué haces ahí afuera?

-Ah! Pues yo me lo paso muy bien aquí. Y tú qué haces ahí dentro de ese Castillo sombrío con paredes grandes dónde estás tan sola? Le respondió.

-Es que no sé lo que hago aquí, pero ahora me he dado cuenta de que quiero salir porque yo soy tú y tú estás afuera en el mundo. Me pregunto qué hago aquí dentro.

-La niña que estaba afuera la miro y le contesto:

-Yo soy la que estoy libre. Tú ya no tienes vida. Tú te quedas dentro del castillo y de esos muros porque ahora ya no existes.

Dio media vuelta y se fue para no volver jamás.

Si te identificas con este cuento, estás dentro de un gran castillo con enormes muros construidos a través de tu pensamiento negativo, crítica, juicio, todo aquello que te hace sentir mal, pero por la extraña razón que sea ha contribuido a construir un muro  a tu alrededor.

Ahora no sabes cómo salir, agarro el poder, aunque  quieres salir no sabes cómo hacerlo. Juntos podemos transformar la dureza en algo más amable y hermoso. En una consulta guiaremos a ese ser puro para que pueda salir de ese castillo sombrío y huraño y puedas abrirte de nuevo a la vida.