Solsticio de invierno, abriendo la puerta a la inmortalidad
Llega la oscuridad, el frio y la tierra duerme durante el periodo invernal, el solsticio de inicio a la noche más larga y la penumbra se adueña de la luz. A partir de ese momento empieza a alargarse los días y la luz vence a la oscuridad hasta que llega el solsticio de verano, del 21 al 22 de junio, revertiendo la polaridad lumínica con la noche más corta del año y el día más largo, el sol está más tiempo en el horizonte.
En diciembre vivimos gran actividad festiva con las celebraciones propias de este periodo, la más importante es la navidad, el natalicio “oficial” de Jesús y también de numerosos dioses solares jóvenes: Osiris, Horus, Apolo, Mitra, Dionisio, Baco (llamado El Salvador), Krisna… Es curioso, todos ellos tienen en común el aspecto astronómico y simbólico del periodo en que nacen, el renacimiento del sol.
El solsticio de invierno, del 21 al 22 de diciembre celebra la muerte y el renacimiento del sol (el Sol Invictus), el inicio hibernal y la caída de la fuerza vital. Para los seres humanos es un momento de enfrentarse a la propia oscuridad para dejar salir la luz que hay en cada uno de nosotros. Es el logro místico de la inmortalidad.
Platón llamaba a los solsticios las dos puertas. En el solsticio de verano, los dioses se hacen hombres, las almas descienden al mundo de la materia y en el solsticio de invierno, los hombres se hacen dioses, las almas ascienden y cambian su condición humana por la divina, convirtiéndose en inmortales.
Durante miles de años (se habla de 11.000 años de ritos mágicos) nuestros antepasados han celebrado estás fiestas, que son mezcla de tradiciones persas, romanas, nórdicas y anglosajonas, que tenían que ver con el culto al sol.
Te damos algunos sencillos rituales para que celebres tu solsticio de invierno:
Participa en un retiro espiritual. La unión hace la fuerza, compartir con personas afines va a multiplicar los poderosos efectos de esta efeméride.
Es un momento optimo para ingerir plantas de poder como la Ayahuasca, sustancia Amazónica cuya finalidad es profundizar interiormente para tener claridad en la vida.
Haz una lista con lo que quieres desprenderte de tu vida y quémala. Escribe una nueva con aquello que deseas y guárdala en una cajita de color rojo. Cada año quema la antigua, la que está en la caja y haz otra con lo que deseas liberar del año. Repite la operación cada solsticio de invierno con una nueva lista que colocaras en tu cajita.
El día del solsticio, 21 de diciembre, enciende una vela de color rojo y siente su energía en tu vientre, centro del pecho y frente.
Realiza una limpia personal, un baño purificador con pétalos de flores y hiervas aromáticas de tu agrado.
Los solsticios son periodos que están ligados a la naturaleza, cierran y abren nuevos ciclos, renuevan las energías, nos dan la oportunidad de sintonizar con otra mirada, más amable, certera y estar así más a gusto con nuestra vida.
Ana Hatun Sonqo