Cada día me siento más satisfecha de vivir tantas experiencias con personas que por diversas razones se acercan a nosotros. Estamos en momento de gran búsqueda, de cambios, de proceso.
Es muy divertido, verdaderamente estamos en un mercado espiritual, la diversidad es infinita con todo tipo de opciones y especialistas que ofrecen sus servicios a aquellos que necesitan ayuda.
La globalidad se hace latente en todo el planeta. Ahora hay maneras diferentes de ver y entender la salud. Las opciones se multiplican, todo está conectado.
Los usuarios que acuden a una consulta terapéutica tienen un motivo o varios que los hacen infelices y buscan la solución en las diferentes terapias alternativas, formas espirituales, nuevas filosofías….
Ese primer paso de ir al encuentro de algo desconocido para encontrarse bien y no tener problemas surge desde la necesidad de mejorar ya sea física, mental o emocionalmente. Es muy lícito que así sea.
Todos tenemos derecho a ser felices y hacer todo lo posible por encontrar nuestro bien estar. Además, estas crisis personales son lo que nos dan la valentía para superarnos a nosotros mismos y romper la zona de confort creada por nuestra educación, creencias, dogmas….
Romper con todo ello, es ir a tierra de nadie, cruzar la otra orilla y bucear en nuestra esencia. Una travesía de valientes. Felicito a todos aquellos que se han adentrado en esos lindes en busca de una mejora y sin saber por qué se encontraron a si mismos.
Sabiduría exprés:
Otros entran buscando el por qué de tener un vacío interior. No saben lo que les ocurre, no son felices. En ocasiones, son personas que aparentemente lo tiene todo; trabajo, amor, salud, pero no se sienten bien.
Entran en este mundo espiritual movidos por aquello que los separa, distanciados de su existencia y obviamente, ansían encontrarse a gusto y no tener problemas. Algunos de ellos tienen una creencia muy absurda y es la falta de aceptación de la realidad.
No quieren tener la vida que tienen, a pesar de tener todo y culpan a los demás. Hay un chivo expiatorio al cual derivan todas sus desgracias; un jefe mezquino, una pareja pasiva, etc.
Este desasosiego interior es el motor de querer tener todo inmediatamente y de la manera que sea y son los clientes más fructíferos de esta sociedad espiritual, los adictos a consumir todo tipo de cursos, talleres y seminarios.
Compromiso, perseverancia y paciencia:
No todo lo que se anuncia es bueno.
No todo lo que dice es real.
No todo lo que siguen es auténtico.
Hoy en día hay tremendos especialistas y burdos aficionados ignorantes que hacen un daño terrible.
Hay otra especie, “los sanguinarios mercaderes” que juegan con la salud y debilidad de las personas no únicamente para lucrarse económicamente, ojala fuera solo eso, si no para robar el poder y energía de los inocentes.
Y eso es, un grave delito... Muy grave.
Señoras y señores, el que lo hace bajo la ignorancia es como un niñito que no tiene conciencia, realmente solo busca un protagonismo fruto de sus carencias afectivas, pero el que trama toda una burda estrategia para sacar de los demás, ese mequetrefe, no tiene calificativo.
Y vuelvo a decir, no me refiero al dinero. Me refiero al robo del alma, de la esencia, de lo más puro del ser humano. Y eso se hace y no en países lejanos, se hace al lado de tu casa en España u otros lugares de este "aparente" mundo civilizado.
A ver si empezamos a ser exquisitos y cuidadosos con nuestra persona. Todo este camino espiritual no solo es para estar mejor, que ya es mucho, o para pasar el rato, que también está muy bien como pasatiempo, todo esto es para conocernos mejor y conectar con nuestra parte de profundidad y sabiduría. Sabernos escuchar.
Cuando nos comprometemos, perseveramos y tenemos paciencia se abren las puertas que rebasan los límites mentales y físicos para ir al espíritu. Y él sabe.
Mercaderes espirituales:
Carecer de una línea definida te da un gran desequilibrio espiritual y te separa de tu centro de poder. Ahí es donde se genera toda la manipulación, la coacción y la codicia.
Hay grandes empresas internacionales terapéuticas, gigantes como Goliat con miles de seguidores en las redes sociales.
Eso no garantiza la veracidad de su supuesto buen hacer:
Empecemos a sentir por nosotros mismos. Escuchémonos.
Identifiquemos aquello que nos hace sentir bien y mal.
Nosotros somos ancestrales y sabemos.
Y cuando decidamos, ya no miremos jamás hacia atrás.
Sigamos adelante y afrontemos todas las consecuencias con seguridad.
Es la única manera.
No hay otra.
En esta época donde todos estamos más unidos, es momento de estar atentos, alerta en silencio, oído certero...
Los mercaderes espirituales están al acecho.
Goliat se derrumbo y un pequeño David triunfo con una pequeña piedra lanzada.
Haz realidad tu mayor éxito, de ser tú mismo aceptando tu totalidad.
Los puedes identificar rápidamente. Están en todos los eventos de la ciudad.
Siguen cualquier actividad, no se comprometen con nadie ni con nada y mucho menos consigo mismos.
Van de flor en flor. Ansían saberlo todo y creen firmemente que tomar esos cursos los hará más sabios.
Ana Hatun Sonqo