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Hace días que pienso en lo que es y significa ser una Mujer Chamán. Recuerdo las palabras de Antonio, guerrero tolteca:
“a una mujer conectada con su poder la temo y de una chamán huyo...”.

No era una confesión fruto del machismo, era una realidad muy extendida en las comunidades indígenas, las cuales veneran y respetan profundamente a las mujeres, consideradas sagradas.

En determinados rituales no pueden participar cuando están en su “luna”, periodo menstrual de purificación y en este periodo interiorizan su ser para expandirlo en los posteriores días.
 La mujer chamán es conocedora de sus energías y sabedora de su naturaleza física, mental y emocional. Es una maestra de sus ciclos.
 

Mujeres nutridoras:

 
 Las féminas, están, callan, asumen y accionan. Un ser con conocimiento recopila datos e información. El sabio, lo pone en práctica, vive la experiencia.
La Mujer Chamán es la Gran fuente de la Confianza, creadora y nutriente. Su sola presencia eleva las frecuencias.
Es requerida como imán vibracional, despertando un Amor incondicional hacia ella imposible de olvidar. Aunque es sigilosa, jamás pasa inadvertida. Es Puro Amor, incluso cuando se enfrenta a sus sombras, guerras, desafíos y retos. La Mujer Medicinal es un referente, un modelo a seguir.
 
 Parece que no tiene problemas, que todo es correcto en su mundo, que nada la altera... Ese aspecto exterior es fruto de una conexión interior con su propio Poder.
Sabe que todo está intrincadamente unido al fluido de la vida. Maestra paridora de la prole, tejedora de los circuitos invisibles, silenciadora de las grandes evidencias y custodia de las emociones.


Dualidad universal sagrada:

 Ha desarrollado una habilidad  para percibir los movimientos de su existencia y de forma nada convencional, se balancea suavemente colocándose en el lugar ideal, el momento oportuno, en la  situación decisiva que expansionara su camino de crecimiento y evolución.

 Nada la altera. Nada le deprime. Todo le da felicidad. Todo le da compasión. Hizo de los sentimientos un lago de calma, con un fondo pleno de batallas libradas, ganadas y perdidas. Utiliza todo ello, sacándolo de su seno para convertirlo en Poder.

 Independiente y conciliadora. Romántica y apasionada. Decidida y cautelosa. Valiente y cobarde. Conservadora y transgresora. Extrovertida y silenciosa. Mística y lasciva. Sensual y célibe. Madre e hija. Social y hermética. Sensible y fuerte. Divertida y melancólica. Activa y paciente. Hembra y Macho... la Mujer Medicinal y de Poder conjuga la mayor de sus sinfonías, con-vivir con su naturaleza doble, variable y cíclica.

Y el Gran cambio que ya estamos viviendo será integrado cuando las féminas recuerden el compromiso que adquirieron al habitar un cuerpo de mujer; apelar todo acto al Amor, conciliar toda relación a la integración, honrar a la Madre Tierra como homologa de vida, santificar y utilizar su Matriz, poder y creación. Es un honor ser mujer y custodiar lo que representa en este momento.

 

Mitakuye Oyasin