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Una herida es una lesión que se produce en la piel muy fácil de detectar; enrojecimiento, sangrado, dolor físico, etc. Podemos saber si son recientes o antiguas, según sea la cicatriz...

Algunas tiene una marca que desaparece a las pocas semanas y otras dejan una señal  toda la vida. Los guerreros épicos relataban sus hazañas mostrando sus “medallas” físicas, testimonio de su valor y coraje en las grandes batallas.

Emocionalmente también tenemos heridas que están ocultas y que ha diferencia de las físicas que se ven rápidamente, estas son mucho más difíciles de detectar.

Podríamos hacer demagogia al respecto, pero desde la perspectiva del chamanismo solo queremos hacer hincapié en un punto básico y fundamental en las relaciones humanas; hombres y mujeres ancestralmente estamos encerrados en unos patrones que en la actualidad están cayendo.

Aquello que definía a unos y otros se unifica energéticamente para colocarnos en lugares auténticos, más allá de roles, estereotipos y/ o máscaras. Esto produce un caos en las relaciones, principalmente en la pareja. Estamos construyendo una nueva humanidad, y obviamente una nueva pareja.

Nosotros somos los que elegimos este momento para regresar de nuevo a la Tierra, vivir esta experiencia y liberar las cadenas personales,  familiares y  planetarias. Las mujeres deben ocupar el lugar que les corresponde como hembras unificadoras y consortes de los hombres.

El macho debe accionar “influenciado” por la mujer.  Todo aquello que nos separa nos debilita, esta caduco, vacío y pertenece a un plan de boicot hacia  la propia humanidad. No todo lo que existe pertenece a la luz.

Este fin de semana pasado hemos realizado un taller diurno y Ceremonia nocturna para sanar las heridas del patriarcado. Ha sido una de las experiencias más importantes, curativas y valerosas que he compartido junto a mis hermanas. 

Este grupo de féminas, bravas hembras, cuidadoras de lo Sagrado y guerreras han liberado miles de años de patriarcado en sus células y ADN. Honro a cada una de ellas por dejar las tonterías, enfrentarse a la verdad  y destruir unas estructuras obsoletas en bien de toda la humanidad. 

En este encuentro, las mujeres han sido atendidas únicamente por  hombres que en todo momento han cuidado, respetado y velado con sumo cariño a sus compañeras en una sanación conjunta.

Estos son sus testimonios:

Sentir de nuevo el calor de la vida.

Una experiencia inolvidable, un regalo sentir tanto amor, tanta curación y tanta  unidad entre mujeres. Este trabajo es algo que mi cuerpo y mi  espíritu pedían a gritos pero que mis miedos y bloqueos se resistían a hacer.

Acompañada por hermanas  que me han ayudado, sostenido y enseñado todo el fin de semana. Volver a sentir en mi vientre el calor de la vida, la curación de tantas heridas físicas y energéticas enganchadas que ahí tenía. Volver a sentir y abrirme sin miedo ni rabias, soltar patrones que había creído que eran míos o que así me protegía y era más fuerte.

Un taller por y para las mujeres, por y para nuestras relaciones, y un trabajo que fue colocándonos de manera amorosa y contundente para la gran curación de la noche en la ceremonia con la Madre Ayahuasca.  Y también, día de honra a todas las mujeres de mi linaje y a todas las mujeres que están presenten en mi vida, durante todo el fin de semana, sólo me venía una palabra a la boca, GRACIAS.

Gracias a Ana Hatun Sonqo por crear estos encuentros de puro amor y mostrarme y guiarme con la bendita Madre Ayahuasca, gracias a ese espíritu Maestro de infinito amor y curación, y a todas las  mujeres presentes, sois mis hermanas y os llevo en lo más profundo de la mujer que soy. Aho! A. Sanando lo viejo para dar lugar a lo nuevo.

Como explicar esta experiencia en pocas líneas. Lo primero que quiero hacer es dar enormemente las gracias a la Madre Ayahuasca por tratarme tan  bien en esta última toma, ha sido todo un proceso de gran  sanación y curación, especialmente en mi caso, en esas heridas que creemos sanadas pero las cuales todavía quedan ahí. El taller echo durante el día, con mis bellas hermanas, creo que fue determinante para el trance.

Trabajando la energía del matriarcado y el patriarcado, compartiendo con mis hermanas esos relatos y emociones. Ya  realizando el trabajo noté como mi energía se iba adentrando para la sanación, hubo momentos de grande agotamiento, mareo durante el día y reflexión, y a diferencia de otras veces, en lugar de la exaltación y los nervios previos a la ceremonia, me sentía interiorizada y calmada confiando en que todo sería muy sanador. La toma fue tranquila en ningún momento me sentí con miedo ni angustia, todo lo contrario mientras tenia esas náuseas, sentía por todo mi cuerpo una limpieza y liberación muy grande. La oportunidad de poder conectar con mi abuelita y mi tía-abuela, felices de verme ahí, fue muy bonito!

Me ha hecho coger mucha fuerza, confianza y tener fe en la vida de que todo es como tiene que ser. Es como una grande explosión de amor en mi corazón! Recuerdo unos meses atrás en los que sentía que no tenía ningunas ganas de volver a tener pareja, estaba encerrada y dolida todavía por esas relaciones pasadas que aún ya superadas te dejan esas heridas, ahora lo dejo todo atrás, todo sanado, y con todo mi corazón abierto a lo que tenga que venir. La armonía que había en esa sala, complicidad, apoyo, el equilibrio entre energía masculina y femenina... eso no se puede explicar ni escribir… hay que sentirlo!

Mil gracias a Ana Hatun por darme esta gran oportunidad de realizar el taller y luego tomar la medicina!

Mil gracias a todas mis hermanas por compartir conmigo esta gran experiencia, y mil gracias a todos esos grandes hombres que nos asistieron y nos apoyaron con tanto aplomo en todo momento.

Mitakuye Oyasin.

M.A.R