Suele ser habitual en nuestro entorno observar como empleamos la mayor parte del tiempo en perseguir metas.
Obviamente es positivo marcar un rumbo que nos oriente en nuestro camino. Pero, ¿qué sucede cuando nos hallamos frente a un imprevisto? ¿Qué sucede cuando se nos presenta una situación tan compleja como la que nos ha tocado vivir actualmente?
En general, todos sabemos cuán importante es avanzar con un objetivo. Cuando la oportunidad se presenta, la mayoría de nosotros nos sentimos como obligados a cumplir con los objetivos marcados.
Y la rigidez es una de las barreras limitantes dentro del chamanismo u otras disciplinas. Por eso, de alguna forma, estamos accediendo a una manera diferente de obrar, de actuar, tal vez recuperando un sentido amplio del discurrir del tiempo. Cuando finalicen las vacaciones, volveremos a nuestros empleos, nuestras rutinas.
Pero nada nos impide flexibilizar el rumbo, adentrarnos en una nueva senda.
Somos sólo caminantes en el camino.
Y afrontar el desenbarco en nuevo puerto o andén, con la mente despejada, abierta a captar algo nuevo, precisa de estar alineado, preparado para zarpar de nuevo si es preciso, a un nuevo rumbo. Ahí reside la fuerza de nuestros retiros espirituales, en su aportación maestra para limpiar nuestra mente de rigidez, mental o espiritual, dando enfoque, flexibilidad, atención duradera.
Viajeros ligeros de equipaje, conscientes del paisaje interior que se nos desvela al participar en nuestras ceremonias con plantas sagradas.
Ponlo en tu agenda
Del 27 al 30 de agosto celebramos el Retiro espiritual «Abundancia». Sin duda, una oportunidad para enriquecernos interiormente, abrirnos a la abundancia, obteniendo mayor perspectiva, calma y buena actitud para enfrentar la llegada del otoño. La preparación para el nuevo ciclo puede ser un desafío a menos que lo integremos de forma natural, conectando con la Tierra y sus plantas sagradas, maestras.
Os dejo con un poema eterno, no por conocido menos necesario…
Caminante, no hay camino, de Antonio Machado, incluido en Proverbios y cantares:
«Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.»
¿Te quedarás anclado en el puerto sin hacerte a la mar? ¿O te concederás el permiso para emprender un nuevo camino?
Ana Hatun Sonqo